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lunes, 19 de marzo de 2012

Cuando Dios creó a los padres.

"Ventana abierta"


Cuando Dios creó a los padres
 19-Marzo- 2012. 

 

Cuando Dios creó a los padres, comenzó con una talla grande.

Un ángel se le acercó y le dijo:
“¿Qué clase de padre es ese?
¿Si estás haciendo a niños tan cerca del suelo, por qué pones al padre tan arriba?
No podrá jugar a canicas sin arrodillarse.
Arropar a un niño en cama sin torcerse la espalda.
O besar a un niño sin encorvarse”. 

Dios sonrió y dijo:
“Sí, pero si lo hago del tamaño de un niño, ¿cómo quién tendrían que crecer los niños?”

Y cuando Dios hizo las manos del padre, éstas eran grandes.

El ángel agitó su cabeza y dijo:
“Las manos grandes no pueden sujetar un pañal.
Abrochar los botones pequeños.
Poner tiritas.
O quitar astillas a causa de jugar con un bate de béisbol”.

De nuevo Dios sonrió y dijo:
“Lo sé, pero son lo suficientemente grandes para sostener todo lo que un muchacho pequeño vacía de sus bolsillos, y todavía bastante pequeñas para acariciar la cara de un niño con una sola de ellas”. 

Entonces Dios amoldó piernas largas delgadas y hombros anchos.

“¿Te has dado cuenta que hiciste un padre sin regazo?” –El ángel lo dijo susurrando.

Dios dijo:
“Una madre requiere un regazo.
Un padre necesita hombros fuertes para tirar de un trineo.
Pasear a un muchacho en una bicicleta.
O sostener una cabeza soñolienta de un pequeño como un gran malabarista”.

Cuando Dios estaba en el medio de la Creación se mostraron los pies más grandes vistos hasta entonces.

 El ángel no pudo contenerse más:
“Esto no es confiable ¿Honestamente crees que estos pies van a llegar rápido a la cama del bebé cuando llore en la mañana, o andar a través de una fiesta de cumpleaños sin pisar a los huéspedes?”

Y Dios dijo:
“Trabajarán. Ya lo verás.
Soportarán y tendrán la fuerza para pedalear con un niño pequeño un paseo en bicicleta por la mañana.
 O asustarán ratones en una cabaña de verano.
 Y mostrarán al pequeño el desafío de llenar esos zapatos”.

Dios trabajó toda la noche.
 Dio al padre pocas palabras, pero una voz firme para mostrar autoridad.
 Ojos que ven todo, pero con calma y tolerancia.
Lo dotó también de una gran sabiduría para educar a sus hijos y tomar las decisiones correctas.
Finalmente agregó lágrimas.
Entonces se volvió al ángel, y le dijo:
“¿Ahora estás satisfecho?
¡Puede amar intensamente como lo hace una madre!”

El ángel no dijo más. 



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