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viernes, 21 de octubre de 2011

Oda a San Francisco.

"Ventana abierta"


Fray Eduardo Calero Velarde, ofm.
Septiembre-octubre-2011

Cuelga el alba sus oros
de los altos palacios,
y los enreda en un sutil testigo
entre los ajimeces de alabastro
de unos vetustos ventanales
donde la obscuridad abre sus puertan
a una tibia sonrisa de esperanza.

Por la calle empinada asciende el día
fresando las esquinas con un friso
de aurirrosada luz
sobre la piedra se alza
un jirón de aire limpio
y acota en el azul la clara bóveda
del espacio cercano
que estremecen las aves con su vuelo,
poblándolo de estelas,
de raudas ráfagas de nieve
o de agitados lirios repentinos.

Se nimba en luz la plaza porticada
en la gloria del día que amanece.

Los pasos lentos ceden
al veloz torbellino cotidiano.
Grita la flauta y la siringa
roza el murmullo y frota la palabra.
Se pregonan las rosas y hortalizas
que trasminan el húmedo perfume
de la fresca ternura de las huertas.
Se vende el paño
de áspero tacto, o la seda fina
de lívida caricia, o el almizcle.

Después todo se funde y se diluye
entre lo cotidiano y lo disperso.

Un clamor de añafiles
anuncia la presencia exacerbada
de Pedro Bernardone
que, adusto en lo voraz de su avaricia
restitución exige en su fortuna.

Pero el varón abre sus ojos nítidos
a un cielo de piedad
y tierno exclama con la voz serena:
"A nadie llamaré padre en la tierra;
mi palabra hablará sólo este nombre:
"¡Padre nuestro
que en los cielos estás...!"

El varón se desciñe los vestidos,
los arroja a los pies de Bernardone
y su carne desnuda
florece como un nardo.

Con castos ojos le miraba el día
bajo los soportales de la plaza,
y una voz salmodiaba en las alturas:
¡Este es mi hijo amado,
miradlo bien:
despojado de todo
y cosido a la vida
como un cristo a su cruz!

El varón traspasado
se aureola en la luz de esa presencia.
En su costado le ha nacido un arpa
donde un mirlo le canta en cada cuerda;
y se marchó, desnudo, por el mundo
cantando su canción de trovador.

El día esplende. Y en el cielo se alza,
enjoyando el azul, serena, un águila
con alas desplegadas en un vuelo
de libertad.


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