Los pajaritos sueltos
D. Vicente Medina.
D. Vicente Medina.
1.
No mandes los nenes a la escuela,
Porque no la han abierto,
Y está, si es que el Señor no hace un milagro,
"Cerraíca pa" tiempo...
Ha caído en la cama
"Mu malico" el maestro,
Y es cosa de temer por las señales,
Que ya no se levante el "probe" viejo...
Una jaula vacía
"Paece" la escuela con aquel silencio
Y a sus anchas, corriendo los zagales,
Una "Bandá" de pajaritos sueltos.
2.
Ya doblan las campanas...
Ya "arremató" el maestro...
"Muncha" pena me da, porque era un hombre
De los pocos que hay "Güenos"...
¡No paro de pensar qué va a ser de ellos!
3.
¡Traigo en el corazón una tristeza!...
"D'allá abajico" vengo:
La escuela "Cerraíca, como siempre,
Y con aquel silencio...
Chillando "Alreorcico" los zagales
Y a sus anchas corriendo...
¡La "jaulica" vacía
Y la "bandá" de pajaritos sueltos!
CANSERA
(de su libro "Cantos Murcianos", publicado en Cartagena en 1898)
¿Pa qué quiés que vaya? Pa ver cuatro espigas
arroyás y pegás a la tierra;
pa ver los sarmientos rüines y mustios
y esnüas las cepas,
sin un grano d'uva,
ni tampoco siquiá sombra de ella...
Pa ver el barranco,
pa ver la laera,
sin una matuja... ¡Pa ver que se embisten,
de pelás, las peñas!...
Anda tú, si quieres,
que a mí no me quea
ni un soplo d'aliento,
ni una onza de fuerza,
ni ganas de verme,
ni de que me mienten, siquiá la cosecha...
Anda tú, si quieres, que yo pué que nunca
pise más la senda,
ni pué que la pase, si no es que entre cuatro,
ya muerto, me llevan...
Anda tú, si quieres...
No he d'ir, por mi gusto, si en crus me lo ruegas,
por esa sendica por ande se fueron,
pa no volver nunca, tantas cosas buenas...
esperanzas, quereres, suöres...
¡To se fue por ella!
Por esa sendica se marchó aquel hijo
que murió en la guerra...
Por esa sendica se fué la alegría...
¡Por esa sendica vinieron las penas!...
No te canses, que no me remuevo;
anda tú, si quieres, y éjame que duerma,
¡a ver si es pa siempre!... ¡Si no me espertara!...
¡Tengo una cansera!...
arroyás y pegás a la tierra;
pa ver los sarmientos rüines y mustios
y esnüas las cepas,
sin un grano d'uva,
ni tampoco siquiá sombra de ella...
Pa ver el barranco,
pa ver la laera,
sin una matuja... ¡Pa ver que se embisten,
de pelás, las peñas!...
Anda tú, si quieres,
que a mí no me quea
ni un soplo d'aliento,
ni una onza de fuerza,
ni ganas de verme,
ni de que me mienten, siquiá la cosecha...
Anda tú, si quieres, que yo pué que nunca
pise más la senda,
ni pué que la pase, si no es que entre cuatro,
ya muerto, me llevan...
Anda tú, si quieres...
No he d'ir, por mi gusto, si en crus me lo ruegas,
por esa sendica por ande se fueron,
pa no volver nunca, tantas cosas buenas...
esperanzas, quereres, suöres...
¡To se fue por ella!
Por esa sendica se marchó aquel hijo
que murió en la guerra...
Por esa sendica se fué la alegría...
¡Por esa sendica vinieron las penas!...
No te canses, que no me remuevo;
anda tú, si quieres, y éjame que duerma,
¡a ver si es pa siempre!... ¡Si no me espertara!...
¡Tengo una cansera!...
"Cansera" es sin duda, el ejemplo más representativo del desaliento y las adversidades que sufre el huertano. Por ello viene a ser el resumen de todo lo que Medina ha querido encerrar en su libro, como representación de las gentes de un lugar y de un tiempo.
La primera edición de "Aires Murcianos" fue la de Cartagena de 1898, prologada por José Martínez Ruíz, "Azorín". Posteriormente se realizaron dos ediciones pequeñas en Madrid, con dibujos de su primo, el pintor Medina Vera, que tuvieron un gran éxito.
NAVIDAD EN LA HUERTA DE MURCIA
“EL CONSUELO DE LA SIERRA”
(SELECCIÓN DE POEMAS DE VICENTE MEDINA)
Blancos de nieve están, como palomas,
los altos de la sierra;
de plata enguarnecías
páece que están las ceñas,
ande los chorros de agua
hechos encajes al helarse quëan;
de vidrio son las fuentes,
de vidrio son las ciecas…
¡Paraliza el helor los correntales!
¡Las aguas páece que se paran muertas!…
¡Da temor tanto frío!
¡Probe de aquel que sin calor se vea
y halle nieve en el cielo
y halle guielo en la tierra!
¡Los pastores y pastoras
todos van juntos por leña
para calentar al niño
que nació en la nochebuena!
Cuando hay leña y la despensa
está bien llena de avío,
no importa y hasta da gusto
el frío…
Pero hay gentes que estos días
no tienen leña
ni un pedacito de pan
en la despensa…
En la iglesia están cantando
villancicos
y a los ricos les da ejemplo
Dios en cueritos…
Pensando voy por la calle
en tanta pobretería
En tanta gente sin suerte
y en tanta gente afligida.
Va por la calle también
la virgen recién parida,
llevando al niño en los brazos
y vendiendo loteria.
“La suerte” dice la virgen,
pero los pobres se alejan…
¿Cómo comprar lotería?
¡Para comer la quisieran!
Con los pobres está Dios,
con los nenes descalcitos,
con los que a falta de lumbre
se ponen al solecito.
Y en estos días tan malos
en que al probe se le niegan
trebajo, pa vivir, quien tié caudales,
y el cielo su calor y el pan la tierra…
en estos días malos, otras veces
no era cosa de temblar, como hoy se tiembla,
que, pa el hambre y el frío, les queäba a los probes
el consuelo de la sierra
(¡ya que no el de los hombres!)
el consuelo de la sierra
con sus manás de lobos,
con sus manos de nieve, con sus peñas…
VICENTE MEDINA
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