Poema que le dedico a mis nietos, como si fuesen ellos los que me hablan.
Aquí estoy en el patio de mi casa
¡Abuelita mía querida!
Aunque sé que al Cielo te has ido,
yo continúo sintiendo
y te amaré siempre
por los siglos de los siglos.
Un día juntos estaremos,
muy alto, allá arriba,
en un Cielo infinito
donde espera el Dios Supremo,
para darnos su abrazo de Padre,
de Madre y de Dios Bueno.
No es el final, abuelita,.
No es el fin para nosotros.
Hay otro Cielo nuevo
más allá de las estrellas,
más allá de las estrellas,
donde hay un jardín florido
lleno de luz y gardenias,
rosas, claveles, geranios, lirios...
y un Ángel nos llevará de la mano
por el Camino elegido.
Allí nos veremos abuelita.
Espérame un poquito,
que tengo que vivir mi vida
para agradar al Dios Bendito.
Él nos creó para siempre,
no para ser finitos,
tenemos que amar en la tierra
incluso a los enemigos,
Él lo mandó en la Última Cena,
Y es muy difícil, abuela,
cumplir este Mandamiento,
pero es el deseo principal del Padre
y de Jesús, el Hombre Nuevo.
Si conseguimos amar así,
cumplimos todos los Mandamientos;
y allí nos espera a todos
Para Él no existe el tiempo,
mil años puede ser un día,
y tú gozando con Él
Espérame abuelita,
no quiero que de mí te olvides.
Miraré en el firmamento
el lucero que más brille,
y a él pediré rezando
Seguiré en la senda tus pasos,
y esas huellas de Jesús
No seré un niño "ñoño",
el rezar no es de tontos,
es hablar con Jesús
en mis momentos de ocio,
y en mis estudios diarios,
y en el trabajo ya sea ligero o penoso...,
cada día de mi vida,
que aumente más mi fe
en lo que Él ha predicado:
Que nos amemos todos
en este mundo creado.
Que nos hagamos todos uno,
cómo Él nos ha enseñado.
cómo Él nos ha enseñado.
Es ejemplo perfecto
Por eso, abuelita, no lloro,
porque sé que algún día
estaremos juntos soñando.
¿Dije "soñando"?
¡No, que es realidad!
Que Jesús está esperando,
a que estemos de nuevo juntos
para jamás separarnos.
dos,
tres,
Todo el gran Universo
regaré con mis abrazos,
para que lleguen a ti
durante semanas, meses y años.
Después nos encontraremos
para nunca más dejarnos.
Ahora hablo yo, la abuela:
Queridos hijos y nietos...
Dios me dará salud
para seguir disfrutando
de los nietos que Él me conceda,
de mis hijas/os, y esposo amado.
Así que si Dios quiere
espero vivir muchos años.
¿Queréis saber cuánto os quiero?
¡Contad todas las estrellas del cielo!
Poema póstumo dirigido a mis nietos, para cuando llegue el momento de mis postrimerías;
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