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martes, 21 de junio de 2011






En este mes de Septiembre, muchos sacerdotes y catequistas andan preocupados por cómo hacer para que los niños sigáis participando en la parroquia después de haber recibido vuestra Primera Comunión. Hay catequesis de poscomunión, pero, además, hay otra fórmula que ayuda a que los niños, que ya están más cerca de Jesús, empiecen a ayudar en la parroquia como mayores. Es el ser monaguillos, una labor a la que muchos niños se incorporan después de comulgar por primera vez.
La palabra monaguillo viene del latín, y significa monje pequeño. Es decir, el monaguillo es un ayudante del sacerdote, sobre todo durante la Eucaristía y otros sacramentos. Están a su lado para lo que el sacerdote necesite, y se encargan especialmente de preparar todo lo necesario para la Misa: el cáliz, la patena, el copón, los corporales, los leccionarios, etc. Hay que conocer y estar pendiente de muchas cosas, y no siempre es fácil; por eso, los propios párrocos los van formando.
Pero no son sólo una ayuda para los sacerdotes: «Los monaguillos representan que se puede estar con Jesús y a su servicio desde la infancia. Eso ayuda a los mayores a vivir la Misa también con espíritu de niños». Eso sí, como a veces son un poco trastos y distraen a los demás, por eso hay que recordarles que «tienen que ayudar a la gente a rezar, no todo lo contrario». También pueden y deben -y en algunas parroquias lo hacen- «acompañar al sacerdote en otras actividades propias de su labor, como visitar enfermos», etc…
Por todo esto, los monaguillos son los niños que mejor saben en qué consiste la vida y el trabajo de un sacerdote, y eso hace que muchas veces ellos mismos descubran que también quieren ser sacerdotes. Es algo normal, y no pasa nada….


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