Lunes Santo
Todos los días de esta Semana son Santos.
Todos los días del año y todas las horas de nuestra vida, también; pero en estos días de una manera particular.
En esta Semana queremos ir siguiendo la huella de Cristo el Señor.
Que no pase desapercibido ninguno de sus gestos.
Que no deje de oirse ninguna de las palabras.
Cristo con los discípulos dejándoles las últimas recomendaciones, los últimos deseos:
Que sean como una sola cosa.
Que aquello que han recibido de Cristo, lo transmitan a los demás.
Comenzamos la Semana Santa con la cruz sobre los hombros, pero sobre todo con una fe agradecida a Jesucristo nuestro Redentor.
Vamos hoy Lunes Santo, a pedirle a la Virgen, que nos enseñe de verdad a ser pobres -sencillos de corazón-.
Tocar lo profundo de María, es tocar su adhesión a la Voluntad de Dios, una Voluntad que se ha convertido en Ella en el centro de su existencia.
Por vivir esa Voluntad, se hace esclava del Señor -lo sabemos- Ella misma responde:
"He aquí la esclava del Señor".
Por ser fiel a su plan, se hace nómada, peregrina por esos caminos del Señor.
Y en pobreza da a luz a su Hijo, para vivir el proyecto del Señor.
Siente en su vida la persecución y la necesidad de huir ante la amenaza de muerte.
Despojada, perdida en los caminos que se abren y cierran sin saber adónde llegan.
Por cumplir la Ley del Señor llega al templo, y la que es Pura, tiene que entrar en el rito de la purificación.
Por vivir los pasos del Espíritu, pierde los pasos de su Hijo adolescente y se siente más pobre que nunca, sin nada.
Y al pie de la Cruz, María es la Madre de un ajusticiado a muerte, y muerte propia de un maldito.
Sobre Ella cae toda la vergüenza, su vida es en definitiva, humillaciones.
María supo en esa dimensión de su vida ser pobre de corazón.
Pues le pedimos hoy también a Nuestra Señora de los Dolores de Torreblanca, a María -a cualquier imagen de Ella que se pueda venerar en la Parroquia más cercana de cada uno de nosotros o en la Estación de penitencia de cada Hermandad que procesiona en esta nuestra Semana Grande, nuestra Semana Santa- que nos enseñe de verdad a tener un corazón pobre, a ser sencillos para mantenernos en esa fidelidad, en ese proyecto, en ese saber estar frente a la Voluntad del Señor.
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