No me resigno sin más a creer que esto deba ser así, que simplemente vamos a permitir (colectivamente y en ocasiones de forma inconsciente) que el racismo sea una lacra que se asiente definitivamente en nuestra ya de por sí deteriorada sociedad.
No quiero permanecer callada mientras escucho palabras hirientes y menospreciantes dirigidas a personas por el simple hecho de no ser españolas.
Realmente me duele esa actitud discriminatoria que muestra mucha gente, algunas personas de forma inconsciente, pues eso es lo que ocurre cuando algo comienza a asentarse socialmente; otras de manera indiscriminada y enorgullecida.
No entiendo qué clase de persona es capaz de menospreciar a otra porque su color de piel, su cultura o su idioma son diferentes. No sé qué lleva a una persona a pensar de esa manera tan fría e insensible. Porque probablemente los racistas no conocen las situaciones por las que pasa un inmigrante aquí en España, no pueden conocerlas porque no les preocupan. El racismo es a mi modo de ver una enfermedad, una locura permanente, una espiral de odio ciego; fruto de los prejuicios, del miedo a lo desconocido o de la ignorancia.
Deberíamos aprender a mirar con otros ojos las culturas diferentes, no con un atisbo de miedo e incomprensión que llevan al rechazo y en su caso más extremo al odio, sino con la curiosidad y el interés necesarios para intentar que personas diferentes convivan, con TOLERANCIA Y RESPETO.
Personalmente, creo que es digno de admiración el hecho de que una persona deje su país y su familia para buscar trabajo y poder alimentarlos. Creo que no hay nada más valiente que jugarse la vida en una patera en busca de un futuro mejor. Creo que educar a tus hijos junto a niños inmigrantes es el mejor regalo que les puedes hacer, el de la tolerancia y la multiculturalidad. No entiendo porqué se odia a esas personas, si su valentía es maravillosa, si por su futuro se juegan la vida; si en definitiva todos podemos aprender mutuamente unos de otros.
Creo que debe ser tormentoso jugarse la vida para llegar a un país donde vas a ser tratado como un perro, trabajando por un sueldo mísero y encima tratado como un delincuente. Creo que debe ser horrible que tus hijos sean discriminados en el colegio por su color de piel. Creo que cada vez que reciben miradas o palabras despreciantes han de sentirse hundidos. Creo que a veces no pensamos por lo que ha pasado una persona antes de llegar a aquí, que no nos ponemos en su lugar.
No puedo llegar a imaginar lo que sufre o puede llegar a sufrir un inmigrante en España. Realmente me duele el trato que se da a ciertas minorías, me duele el peso del rechazo.
No es malo tener un color de piel, una cultura, una ideología o una religión diferente, lo malo es no poder ver que todos somos iguales en las cosas importantes (nacemos, comemos, lloramos, reimos) y que es en nuestras diferencias donde radica la belleza de este mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario