Alabada y bendita sea la hora en que el Hijo de Dios nació de la más pura Virgen María, a media noche, en Belén, en medio de un frío penetrante.
En esa hora concediste, oh Dios mío, escuchar mi rezo y concederme mis deseos, por los méritos de nuestro Salvador Jesucristo, y por su Bendita Madre.
Amén.
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