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martes, 8 de diciembre de 2009

Manos las de mi madre. 8 - Diciembre - 2009

"Ventana abierta"


Manos las de mi madre



Manos, las de mi madre, tan acariciadoras,
tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.

¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman,
las que todo prodigan y nada me reclaman!

¡Las que por aliviarme de dudas y querellas,
me sacan las espinas y se las clavan ellas!


Para el ardor ingrato de recónditas penas,
no hay como la frescura de esas dos azucenas.

¡Ellas, cuando la vida deja mis flores mustias,
son dos milagros blancos apaciguando angustias!

Y cuando del destino me acosan las maldades
son dos alas de paz sobre mis tempestades.

Ellas son las celestes: las milagrosas ellas,
porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas.

Para el dolor, caricias; para el pesar, unción.
¡Son las únicas manos que tienen corazón!

-Rosal de rosas blancas de tersuras eternas;
aprended de blancuras en las manos maternas-.


Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,
cuando tengo las alas de la ilusión caídas,

¡Las manos maternales aquí en mi pecho son
como dos alas quietas sobre mi corazón!

¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas!
¡Las manos de mi madre perfuman con tibieza!

Aniversario de bodas 8 - Diciembre - 2009.

"Ventana abierta"

  

¡¡Es nuestro 37 Aniversario de Bodas!!


Nuestro amor es el reflejo de vivir, de sentir dentro de sí el latido de un corazón que siempre sabe amar.
Cuanto más nos amamos más nos necesitamos.
A nuestra vida podemos decir, y a nuestro corazón, lo que dijo el poeta:
"Corazón, sé lámpara de ensueños celestes y custodio de cuanto noble germen nos prometa una flor ".

¡TE NECESITO PORQUE TE QUIERO!
¡TE NECESITO A TI!

Deja que mi corazón repita sin cansarse, esos deseos que día y noche me embargan:
"De pena en pena voy y son tus pasos los que alegran mi corazón".

Ya oigo tus pasos, ya vienes, ya te acercas a mí, y el suave roce de tus besos es lo que hace brillar mi alegría.
Que nuestro amor permanezca en nosotros noche y día:
En la alegría y en la tristeza.
En la salud y en la enfermedad.
En la vida y en la muerte, y durante la eternidad.
Nuestros hijos son nuestro gran apoyo, junto con nuestros nietecitos que son lo más importante que tenemos en nuestra vida.
Que Dios nos conceda la salud física y mental que necesitamos para verlos crecer.
Que ya vamos por tres, y pronto se multiplicarán como brotes de olivo.
¡¡Gracias Señor!!