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sábado, 19 de julio de 2025

RINCÓN PARA ORAR. NO ANDÉIS INQUIETOS, SÓLO UNA COSA OS ES NECESARIA. Sábado, 19 - Julio - 2025

"Ventana abierta"

RINCÓN PARA ORAR


SOR MATILDE

NO ANDÉIS INQUIETOS, SÓLO UNA COSA OS ES NECESARIA

38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa.

39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra,

40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.»

41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas;

42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.» (Lc. 10, 38-42).

De nuevo, Jesús nos habla de la exigencia del Reino. Él fue hospedado en casa de tres hermanos: Lázaro, Marta y María. Cada uno de ellos tiene una forma muy diferente de mostrarle su acogida. Lázaro está compartiendo la mesa con Él, es el anfitrión, el señor de la casa y le trata con gran deferencia; Marta, se desvive por servirle, porque todo esté a punto ante su insigne huésped: “está inquieta y preocupada por muchas cosas”; y María, la hermana menor de ambos, está “sentada a los pies de Jesús” y no hace otra cosa mejor que escucharle: está embelesada, embobada con lo que dice sobre Dios y el Reino de los cielos. Ésta ha dado de lado todo lo que rodea al Maestro y sorbe y bebe los bienes de allá arriba que percibe con su presencia.

Jesús no rechaza y valora las dos formas primeras de darle acogida en su vida, pero dice “ser mejor” lo que hace María porque ella es todo oídos y bebe como a sorbos la Palabra de Dios. De hecho, el Mandamiento que Dios dio a su pueblo de Israel fue el "Shemá”: Escucha Israel, oye Israel". ¿Y qué ha de oír y escuchar?: “El Señor nuestro Dios es solamente uno. Amarás al Señor tu Dios, con todo el corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Es una oración de total adoración, de un alma que ha quedado enamorada de este Dios que se le ha acercado y manifestado.

Se dice que nuestro mundo de hoy no sabe escuchar. Y es que, para dejarse entrar en el Misterio del ser del Otro, hemos de apartar toda distracción, todo otro deseo que no sea el oír lo que se me está diciendo, lo que quiere que penetre en mi corazón directamente del Corazón de Dios. Él tiene Palabras de vida eterna. ¡Qué bien lo entendió san Pedro al decir al Señor: “¿a quién vamos a acudir?, Tú tienes Palabras de vida eterna y, nosotros creemos y ¡sabemos que Tú eres el Santo consagrado por Dios!”. Esta certeza y seguridad en la confesión es el fruto de la escucha atenta, porque “el que se pega a Él, sorbiendo su Palabra, se hace un solo espíritu con Él”.

¡Señor Jesús, que tu presencia viva en mí, me haga ver la luz y me despierte para oír Palabras de vida eterna! ¡Tu Espíritu Santo desea hacer esta obra en mí para ya no vivir de mí sino del Amor de Jesús en mí! ¡Despiértame a tu presencia, pues el salmista dice: “el Señor guarda tu alma y está a tu derecha”; “Oigo en mi corazón, ¿buscad mi Rostro, tu Rostro buscaré Señor?, no me escondas tu Rostro”. Sí, busco en lo que rezo, con atención activa, y notaré con la fe que mi Guardián en verdad me tiene bajo su Sombra bienhechora, por eso no vacilaré nunca, porque ÉI está a mi derecha”. Yo puedo dormir y despertar, pero mi Señor no duerme.

¡Jesús divino, no te canses de pronunciar tu Palabra para mí, Palabra que me llega al corazón y me acompaña en cada latido de vida! ¡Mi plegaria será siempre: ¡Ven, Jesús; ven Jesús con tu Espíritu Santo! ¡Qué así sea! ¡Amén! ¡Amén!"

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